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La mansión de Leo Kopp

La Mansión Kopp, ubicada en la carrera 5 con calle 18 en Bogotá, resiste al paso del tiempo y a la modernización de la ciudad. Construida en 1923 para el empresario alemán Leo Siegfried Kopp, fundador de la cervecería Bavaria, hoy es sede de la Gran Logia de Colombia, que la ha preservado desde 1988. Esta imponente edificación, casi centenaria, sobrevivió a los disturbios del Bogotazo en 1948 y se erige como un valioso patrimonio histórico y arquitectónico en el barrio Las Nieves.

Con una marcada influencia europea, la mansión destaca por sus muros enchapados, carpintería en madera, estucos interiores y piedra exterior, elementos típicos de las construcciones distinguidas de la época. Según el arquitecto Néstor Alfonso Sanabria, su diseño y materiales la convierten en una joya arquitectónica que refleja el esplendor de principios del siglo XX en Bogotá.

Honrosa Distinción

Kopp contrató al reconocido arquitecto Alberto Manrique Martín para que diseñara y construyera una casa destinada a servir de morada para él y su esposa Olga Dávila Alzamora. Recibió el título de Inmueble de Conservación Arquitectónica y el de Bien de Interés Cultural según Decreto 606 del 2001. Al quedar viuda, muchos años después se casó con Alfonso López Pumarejo y entre 1953 y 1955 el inmueble fue residencia temporal del expresidente, reformador liberal que comprendió los ideales de la masonería y sancionó la Ley 62 de 1935 que concedió para siempre la personería jurídica a las sociedades Masónicas en Colombia.

El Arquitecto que la Gran Mansión necesitaba

Alberto Manrique Martín, reconocido arquitecto bogotano, lideró el diseño de la casa bajo una influencia europea renovadora, creando un espacio vanguardista para la época. Aprovechando un lote angosto pero profundo, construyó un palacete de estilo republicano francés, con fachada en piedra, dos plantas y un jardín adornado con geranios y bustos de expresidentes como Eduardo Santos y Alberto Lleras. Custodiada por dos Caballeros Templarios —símbolos masónicos—, la mansión alberga interiores elegantes, como la biblioteca “Luis Eduardo Nieto Caballero” en el segundo piso, y una fachada interior que mira hacia el oriente.

La obra permitió crear un nuevo espacio público bajo la intervención de los arquitectos Alfonso Suárez Nitola y Carlos Turriago, miembros activos de la Logia Murillo Toro No. 3. Se logró renovar y embellecer el inmueble para que sirviera de sede a la organización. La masonería hizo de esta forma un valioso aporte en beneficio de la recuperación del centro de Bogotá. La masonería se consolidó en Colombia desde los inicios de la independencia y varios de sus eminentes protagonistas fueron masones activos. Por tal razón, aspiraba a crear en la manzana un conjunto arquitectónico con la Mansión Kopp como obra prioritaria en homenaje a aquellos héroes de la lucha por nuestra libertad.
Una vez que la edificación pasó a sus manos, se sometió al embellecimiento general de sus fachadas. Fué pintada con color curuba, reparadas sus cubiertas mediante delicada obra de carpintería y con maderas de fino cedro. Relució pronto con el lavado de la fachada principal y el brillo de los quetzales que adornan la gorja de los balcones.

Construida en principio para la familia Kopp Dávila, la casa fue adquirida posteriormente por la Gran Logia de Colombia en el año 1988, y ocupada como su sede, conocida entre los masones como la Mansión Kopp.

Propietarios de almacenes ubicados en el adquirir la mansión e incluso hicieron bodegas. Por fortuna la familia rechazó las ofertas por el inmueble para convertirla propuestas, con el argumento de mantener la tradición el lugar que fue hogar de sus mayores y nunca habrían de olvidar que Leo ideales masónicos en Colombia, justo en una Siegfried Kopp fue el gran impulsor de los época compleja y difícil para la organización, no siempre reconocida y muchas veces ofendida la hermandad de hombres libres, de costumbres sanas y austeras, respetuosos de las creencias de otras personas.
La casa conserva buena parte de sus mate- riales originales, ventanas, muebles con en- chapes de madera y una escalera engalanada por un tapete rojo. Sobre el vestíbulo donde se inicia la escalera, que lleva al segundo piso, con su punto culminante, el vitral del domo donde aparece el resplandor de la luz de una claraboya. Para lo cual el Q.. H.. Guillermo Olano puso en conocimiento de la Gran Logia que su hija, Doña Claudia Lucía Olano, tenía un taller de vitrales y bajo su dirección y amplia experiencia como masón, diseñó y construyó un elaborado vitral y un mosaico en vidrio con lo más representativo de la simbología masónica.

Mural De la Oscuridad a la Luz

Ubicado a las puertas del Templo Mayor Benjamín Herrera del Museo Masónico Mansión Kopp. Representa el recorrido del masón en los grados Simbólicos y del Escocismo. Describe el camino realizado desde el momento de su iniciación hasta su partida al Oriente Eterno. El camino para lograr pulir la piedra bruta hasta convertirnos en mejores personas. Este recorrido filosófico también es operativo porque simboliza las acciones necesarias para recorrer ese camino. Para ascender a la cúspide se requiere pasar unas pruebas permitiendo al masón encontrar la Luz, es decir, perfeccionar la sociedad. Memorista: Querido Hermano Rafael Camerano.