La Francmasonería en nuestra independencia
La revolución comunera a la libertad
La historia se teje con acciones y reacciones, donde protagonistas y antagonistas revelan sus ideales, sin que nada surja espontáneamente en la sociedad. El cambio social nace de circunstancias humanas que, al converger, generan protesta, represión o lenta resistencia, erosionando instituciones opresoras y despertando conciencias contra el despotismo. Las gestas surgen cuando el poder quebranta la regularidad institucional, violando derechos sistemáticamente hasta provocar una ruptura entre el gobernante y la comunidad sometida.

Revuelta Comunera
- 16 de marzo de 1781
El descontento en el Nuevo Reino de Granada estalló el 16 de marzo de 1781, cuando Manuela Beltrán, en el Socorro, gritó "¡Viva el Rey, abajo el mal gobierno!", encarnando el hartazgo contra los abusivos impuestos del Virreinato español. Esta revuelta, extendida desde Charalá hasta Simacota, marcó el surgimiento de la protesta ciudadana, reflejando también la resistencia indígena liderada por Túpac Amaru en Perú. Fue un grito colectivo contra la tiranía, uniendo a los comuneros en su rechazo a la opresión colonial.

Buen Gobierno, No Independencia
- 20 de julio de 1810
El 20 de julio de 1810 no fue una declaración de independencia absoluta de España, sino un rechazo a las autoridades virreinales, jurando lealtad a Fernando VII —según precisa Eduardo Ruiz Martínez—. Este movimiento, gestado en tertulias como las de Antonio Nariño y logias masónicas como Las 3 Virtudes Teologales, fue planeado meticulosamente, usando el incidente del florero como detonante para exigir un cabildo abierto. Figuras como Camilo Torres (con su Memorial de Agravios) y los 53 firmantes del Acta canalizaron el descontento criollo, sembrando las bases de la emancipación, aunque aún bajo la sombra de la corona española.

La Masonería en América
- 1739
El espíritu libertario de la época, influenciado por las ideas de Inglaterra y Francia, impulsó la creación de logias masónicas en el Caribe, siendo la primera establecida en Kingston, Jamaica, en 1739. Estas instituciones se expandieron rápidamente, con 19 logias activas en Jamaica para 1806, mientras que en Norteamérica, figuras como Benjamin Franklin y George Washington se vincularon a logias como la de Filadelfia (1730) y Frederiksberg (1753), jugando un papel clave en la independencia de las Trece Colonias. Así, la masonería se consolidó como un espacio de ideas revolucionarias y acción política en ambos continentes.

Francisco de Miranda
- 1797
Francisco de Miranda, precursor de la independencia americana y único latinoamericano con su nombre en el Arco del Triunfo, fundó la Logia Gran Reunión Americana en Londres (1797) e inició en Cádiz a próceres como San Martín y O'Higgins, quienes luego difundieron los ideales masónicos en logias como la Lautaro. La masonería, perseguida por Fernando VII, se consolidó como fuerza emancipadora, con figuras como Bolívar (iniciado en Cádiz y Londres) y Santander (fundador de la primera logia en Bogotá), aunque sus diferencias políticas dividieron a los hermanos. Pese a esto, la Orden fue clave en la independencia, la construcción republicana y la defensa de principios como libertad, igualdad y derechos humanos, dejando un legado perdurable en la formación de ciudadanos y gobernantes.